El gobierno de Estados Unidos ordenó la suspensión inmediata de los grandes proyectos de energía eólica marina que están en construcción en el país. La decisión, anunciada este lunes, se justifica por presuntos riesgos para la seguridad nacional y marca un nuevo golpe de la administración del presidente Donald Trump contra las energías renovables.
Suspensión inmediata de permisos
El anuncio fue confirmado por el secretario del Interior, Doug Burgum, quien informó que se detienen los permisos de explotación de todos los grandes proyectos eólicos offshore (en mar abierto) actualmente en construcción. La medida se tomó luego de que el Departamento de Defensa identificara posibles interferencias en sistemas de radar asociados a estas instalaciones.
¿Cuál es el riesgo detectado?
Según el comunicado oficial, las preocupaciones se centran en el movimiento de las aspas de los aerogeneradores y en sus torres altamente reflectantes, elementos que podrían afectar la detección de radares militares. Estas interferencias, argumenta el gobierno, representarían un problema para la seguridad nacional.
Proyectos afectados en la costa este
La suspensión impacta a cinco grandes proyectos de parques eólicos marinos, todos ubicados en el océano Atlántico, frente a la costa este de Estados Unidos. De acuerdo con el Departamento del Interior, la pausa busca dar tiempo a autoridades y empresas para evaluar si es posible mitigar los riesgos señalados por el Pentágono.
Un giro contra las renovables
La decisión se da en un contexto de endurecimiento de la política energética desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. En los últimos meses, el mandatario ha firmado decretos para congelar permisos y préstamos federales destinados tanto a proyectos eólicos marinos como terrestres.
En enero, el presidente republicano fue tajante: “No vamos a apostar por la energía eólica”, mientras su administración acelera medidas para impulsar la explotación de petróleo y gas.
Defensa de los combustibles fósiles
El propio Doug Burgum, exgobernador y figura cercana a la industria petrolera y gasífera, defendió la suspensión en su cuenta de X, al afirmar que “un solo gasoducto suministra tanta energía como estos cinco proyectos juntos”, calificando la decisión como una medida de “sentido común”.
Con esta suspensión, Estados Unidos pone en pausa una parte clave de su desarrollo eólico marino, mientras refuerza una estrategia energética enfocada en combustibles fósiles. El impacto económico y ambiental de la medida podría sentirse tanto en la industria energética como en los compromisos climáticos del país.
